Que sí, que te lo has ganado. Que llevas un trimestre más estresad@ de lo normal y con un agotamiento que no entendías de dónde venía. Y venía de tu sobreesfuerzo diario. De la incertidumbre de inicio de curso, cuando todos daban los colegios por cerrados la tercera semana de septiembre y nadie daba un duro por la escuela. De limpiar a conciencia cada mesa, cada silla, cada cosa que tocabas y cumplir a rajatabla los protocolos para que pudiésemos llegar abiertos hasta hoy. De exigirte dar clase cumpliendo con lo programado como si los tiempos que vivimos fuesen los de un curso normal, cuando no lo son. De forzar la garganta en clase hablando más alto de lo normal por la mascarilla. De atender a tus estudiantes y ser cercana y humana sin poder tocarlos ni tocar su material. De intentar hacer que tus alumnos tuviesen días más amenos (que bastante tienen ellos también) inventando juegos y actividades grupales pero desde el sitio y manteniendo la distancia. De dar clase simultánea a ...